Bogotá –septiembre 2022
La tecnología ha avanzado conforme la humanidad lo ha hecho, e incluso ya hemos superado límites que solo existían en la ciencia ficción.
Desde la llegada de los videojuegos y años más tarde la realidad aumentada, el ser humano se ha fijado en crear mundos digitales donde los humanos puedan compartir con otros.
Allí nació el metaverso, entornos donde los humanos interactúan e intercambian experiencias virtuales a través del uso de avatares, y un soporte lógico en un ciberespacio, el cual actúa como una metáfora del mundo real, pero sin tener necesariamente sus limitaciones, ahí radica el atractivo de vivir el mundo a través de una pantalla.
En estos escenarios, las personas pueden trabajar, jugar, comprar y comunicarse. De esta manera, gracias a su acogida, se empezó a monetizar poder hacer todo tipo de actividades, tal y como sucede en la vida real.
Incluso las personas están tan inmersas en este mundo que se han empezado a vender terrenos y viviendas en él. Actualmente, existen cuatro universos: Decentraland, Sandbox, Cryptovoxels y Somnium Space, en ellos, los bienes inmuebles se han convertido en el foco de atención para quienes incursionan en el metaverso.
“Los bienes inmuebles del metaverso tienen un enorme impacto en la interacción de los usuarios, y por eso la propiedad es parte esencial de la estructura de este universo. Los usuarios han encontrado dos formas de aprovechar el mercado inmobiliario: comprar un terreno para construir una casa para el avatar, es decir, un hogar en el universo virtual, o comprar un terreno o inmueble como inversión. El segundo escenario funciona netamente como una inversión inmobiliaria en el plano de la vida real, donde siempre existen riesgos de cara al negocio”, afirmó Jacques Simhon, socio de la firma de abogados CMS Rodríguez-Azuero.
Los riesgos principales a los que se refiere el abogado están asociados a la simple adquisición de los bienes inmuebles, pues estos se encuentran actualmente en un mercado no regulado y las inversiones son esencialmente especulativas, conforme a lo que sucede en el espacio virtual.
El dinero que se maneja en estos escenarios digitales son por excelencia criptomonedas y los NFTs (non fungible tokens), mercados que igualmente adolecen de vacíos de regulación y transparencia.
“Si bien el valor ha subido exorbitantemente durante el último año, esto es porque hasta el momento la tierra en el metaverso es un recurso finito. La realidad es que no existe certeza sobre la estabilidad de esta situación. Igualmente, la competencia entre metaversos está apenas comenzando, y resulta prácticamente imposible identificar cuáles de ellos tienen un verdadero futuro. De hecho, en meses recientes se ha vivido una experiencia similar con el precio volátil de los mismos NFTs”, dijo al respecto del mercado Simhon.
Y para explicar esta situación debemos hablar sobre cómo ha incrementado el precio de la tierra en el metaverso. En este momento, el sector inmobiliario está en un boom en la realidad aumentada (metaverso), tanto así que los usuarios que se han arriesgado e invirtieron en sus inicios, ya han visto grandes retornos en sus inversiones.
A comienzos del 2021, en los escenarios de Decentraland y Sandbox, un lote de tierra costaba alrededor de US$1.000, valor que hoy en día se encuentra por encima de los US$13.000.
Adicionalmente, no solo el territorio de por sí ya es costoso, sino que la seguridad de la propiedad es elevada y los riesgos inherentes al robo del dinero al hacer una inversión o la mora en el canon de arrendamiento de un inmueble son nulas.
Con esta dinámica en crecimiento, las expectativas de Citibank son que para el año 2030 la economía del metaverso oscile entre los US$8.000 millones y los US$13.000 millones, lo que genera interés e incentiva la participación de más usuarios.
Más allá de la novedad por esta nueva tendencia digital que se está apoderando cada vez más de los hogares y estatus derivado de tener propiedades residenciales en el metaverso, lo cierto es que mediante la inversión en inmuebles (residenciales o comerciales), la economía misma del inversionista se está viendo realmente beneficiada al ser ampliamente productivos.
“Después de alcanzar los US$500 millones el año pasado, de acuerdo con el canal de noticias CNBC y con un informe realizado por BranEssence Market Research, se prevé que este mercado inmobiliario crecerá a una tasa anual de 31% entre el 2022 y el 2028”, añadió Simhon sobre el tema.
De esta manera, cada vez más estos escenarios, que son tan irreales, al igual que con el nacimiento de las criptomonedas, toman más fuerza en el mundo real y se abren un espacio amplio no solo en la vida de las personas, sino en la economía global.
PAULA ANDREA GALEANO BALAGUERA